PULSO
***Crìtica de cine publicada en mi página de
Facebook en agosto de 2018.
Anoche fui a ver la opera
prima de Giancarlo Beras Goico que lleva como nombre PULSO. A pesar de que hace
exactamente 67 días se largo de este mundo quien fuera la autora intelectual
del aparente bloqueo que impide que desde el Palacio Del Cine se me invite a
las actividades cinematográficas de esa cadena de exhibición, tal como fue la
premier de esta película PULSO. Sin embargo Dios me acompaña porque pagando
“mis cuartos” acudí a la misma cadena de cine y vi la película en una especie
de sesión privada preparada para mí porque solamente me encontraba yo en la
sala durante toda la proyección del filme.
Como es habitual veamos la
sinopsis de esta película para luego abordar los aspectos que merecen ser
abordados de esta nueva propuesta del cine dominicano:
“un hombre fiel casado con 30 años de
matrimonio comete un error una noche y es contagiado con el virus VIH entrando
en una etapa de destrucción para el final entender que el VIH es una condición
hoy en día muy manejable”
Empecemos por valorar que la
puesta en escena de esta película es fuera de la ciudad de Santo Domingo, el
cine dominicano gana cuando sus productores expanden las fronteras de su
actividad cinematográfica, como en el caso que nos ocupa, desarrollando este
relato en el corazón del Cibao, donde el bosque húmedo y las maravillosas
corrientes fluviales representan un espectáculo de la naturaleza inolvidable.
Eso es lo mejor del filme las locaciones.
Pero dejando a un lado las
locaciones elegidas PULSO ES UNA PELICULA SIN PULSO, parece hecha con prisa porque el argumento luce
interesante pero el guion no “da pie con bola” como decimos en el argot
popular, el perfil de los personajes está construido de manera atropellada,
Se nota la inexperiencia del
señor Beras Goico en la dirección cinematográfica porque hay ciertas escenas
que son simplemente ridículas, mal actuadas y dirigidas por este joven.
El caballero de Santiago Francisco Vásquez, no es el individuo idóneo
para el papel de mujeriego, su apariencia de “bonachon” no logra transmitir el espíritu
aventurero y mujeriego de su personaje, aunque se esfuerza por lograrlo,
sinceramente no es creíble su papel de “esposo
chapeador”,
La diégesis comienza con lo
que parece ser un drama de carácter erótico y paulatinamente, por la mala
dirección y las visibles deficiencias del guion se va convirtiendo en una
telenovela de las que pasaban en Color Visión en los años ochenta, después de
las siete de la noche.
Respecto a la dirección de
fotografía el asunto no pudo ser peor. En el cine criollo se ha desatado una
autentica fiebre del uso del dron para filmación lo que implica que quienes
hacen uso indiscriminado de este instrumento
lo utilizan de forma inadecuada
en muchos casos, como el que nos ocupa, me refiero a PULSO. No evalúan
concienzudamente la carga significante
del plano que construyen de manera
reiterada de arriba hacia abajo o como se llama correctamente en estética del
cine plano en picado.
Lo emplean de manera
recurrente dando la sensación al espectador de que esta frente a un videoclip o
material publicitario encargado por el Ministerio de Turismo, penoso porque
estos directores de fotografía piensan
“que se la están comiendo” con esa práctica, lo que hacen precisamente
es meter la pata.
Donde la cosa se pone
horrible es en la banda sonora, simplemente pésimo el uso de la música. Poner a
competir la música con la evolución del relato es una franca patochada. En una
película que adopta el tono de drama y
suspenso, colocar una canción romántica en medio de una escena de sexo es
convertir en telenovela el relato cinematográfico.
Al finalizar, es tiempo de
puntualizar que PULSO es mala como película. Habrá otra oportunidad
para el binomio Giancarlo Beras Goico como Director y Alfonso Rodríguez como productor, mientras
tanto debo decirle a mis lectores lo que percibo en mi acercamiento al filme:
PULSO NO TIENE PULSO.
Director;
Giancarlo Beras Goico
Reparto:
Alfonso Rodríguez, Ana Carmen León, Francisco Vásquez, Nassie Santelises, Ivan
Oleaga, Ileana Bencosme.
Diciembre 2018
CXXXI
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