EL HOYO DEL DIABLO: A MODO DE INTROITO LES DIGO QUE AL SALIR DE LA SALA DE CINE LA SENSACION QUE TUVE SOBRE ESTA PELICULA ES QUE SU RESULTADO LO DESCRIBE EL TITULO DE UN FAMOSO MERENGUE DEL COMBO SHOW; “AMAGAR Y NO DAR……AMAGAR Y NO DAR…..”
MA GARCIA ROMERO
Parece que en el último semestre del año 2012, nos hemos metido en una racha de películas dominicanas donde a la fecha actual (semana posterior a la tormenta Isaac) todo parece indicar que las películas exhibidas tienen un denominador común: nos hacen recordar aquella moda que estuvo en boga en los sectores populares que consistía en abrir muchos hoyos a las camisetas y posteriormente proceder a “modelar” por todo el vecindario semejante atuendo.
Ustedes se preguntarán que tiene que ver eso con una película, yo les pido calma porque antes de demostrar lo que a mi juicio parece una conexión entre ambas cosas, necesito plantear lo que me parece indicios de algunas de las potencialidades del Director del Hoyo del Diablo; Francisco Disla, quien se hace llamar El Indio, hecho que a mi modo de ver no es prudente, porque como él bien sabe en la Historia del Cine Mundial cuando se habla o se escribe de “El Indio”, todo el planeta amante del cine reconoce que ese apelativo pertenece a un ícono de la cinematografía no solamente de México sino del mundo, me refiero a EMILIO FERNANDEZ, ese formidable director de la época de oro del cine azteca. Pero bien, respetamos el derecho que tiene de usar ese apelativo, aunque no dudamos que para cualquier jugador llevar en su camiseta el número de un inmortal del deporte es un compromiso serio como diría cualquier fanático del deporte.
Con franqueza os digo señores, (perdonen la prosa un tanto española), que veo en Francisco Disla un individuo que intenta explorar las posibilidades del plano cinematográfico mas allá de lo convencional, usando elementos del mismo como el Angulo, metraje, campo y encuadre que normalmente los directores criollos utilizan de manera austera independientemente del género cinematográfico que ellos aborden.
La intención por momentos, de colocar la cámara como testigo del drama dándole movilidad son de las cosas que no cuestan mucho a la producción de la película, pero tienen un valor a la hora de experimentar para tratar de construir una cinta que capte el interés del espectador, eso hace Disla, es inquieto no se conforma con procurar el plano fácil sino que evita en algunas escenas el plano obvio, predecible por tanto valoro positivamente el uso de algunos planos cinematográficos que evidencian su interés de no someter la cámara a los patrones habituales de desplazamiento.
Es momento de que retomemos el concepto emitido al inicio del artículo de que EL HOYO DEL DIABLO, me recuerda aquellas camisetas con hoyos que estuvieron de moda en los barrios de nuestras ciudades. Veamos por qué realicé la anterior analogía. Me pregunto pues: ¿Dónde es que la puerca retuerce el rabo? como reza el famoso refrán. Sencillamente en que el guion de la película tiene una serie de agujeros que atacan uno de los factores claves para que funcione con eficacia la historia. Ese factor clave es la VEROSIMILITUD, es decir tomando en cuenta el género cinematográfico en que se construye la estrategia, de contenido, en este caso el genero de TERROR, los diferentes aspectos del relato tienen que encajar, necesitan dentro de la articulación narrativa, ser justificados de manera satisfactoria creíble y lógica por parte del guionista.
El director produce la construcción del discurso, tomando en cuenta que éste se inscribe dentro del género de terror apelando a los efectos visuales, que van desde aquellos que nos recuerdan filmes como CONSTANTINE hasta la archiconocida ANACONDA, pero el asunto no queda ahí repasan- como en el caso del radio que no apaga nunca- algunos de los dispositivos retóricos usados anteriormente por una buena película dominicana La Hija Natural.
En esta película-por momentos- el manejo del terror deja la sensación al espectador de que esta frente a un indeseable videojuego, esto acontece cuando el Director no apela al interior de los personajes, a lo más profundo de su psique, combinando hábilmente las posibilidades del plano, el montaje y el ritmo para ofrecernos un incremento tensional auténtico, no cargado de un ostensible uso de los efectos visuales como ocurre en la cinta y una puesta en escena con muchas interrogantes que contestar. ¿Cuál es la conexión antropológica entre los supuestos ceníes tainos que aparecen frente a la casa y los rituales del Vudú que aparecen en la puesta en escena? Sinceramente, esta especie de sancocho temático me pareció innecesario, solamente ganas de abultar los elementos inmanentes a la puesta en escena aunque estos no tengan una evidente relación histórico-cultural.
Resulta indiscutible que de la apariencia compositiva primitiva e ingenua de ANDREA pasamos a un texto fílmico como EL HOYO DEL DIABLO de mejor construcción, eso no significa que soslayemos el hecho de que los siguientes agujeros están presentes y no necesitaban inversión para ser tapados sino DE-TE-NI-MI-EN-TO, es decir un mejor empeño. Veamos algunos de estos momentos de la diégesis donde la película cojea:
· El precipicio por donde cayó el auto es de tal magnitud que a la velocidad que cae el vehículo en la escena del accidente es para que las lesiones fueran mortales, sin embargo, todos salieron vivos con algunas contusiones y hasta caminando aunque con dificultad.
· Después de caminar por el bosque, con la consabida niebla que nunca falta, cuando encuentran por pura casualidad, la susodicha casa, existe reticencia por parte de los personajes para penetrar a esta. Después que lo hacen, notamos que la misma tiene energía eléctrica a todo dar………todos se fijan en los artículos que hay en la casa: una foto de El jefe, una colección de armas, incluyendo un arcabuz, un retrato en la pared de un antiguo jefe militar en la época en que se produjo la matanza de haitianos, pero NADIE, REPITO NADIE, se interesa por investigar ¿De dónde viene el suministro de energía de la casa? ¿Por qué una casa abandonada en un lugar yermo según el relato tiene luz eléctrica? Es lógico cuestionarse sobre la procedencia de la luz eléctrica, cuando los personajes supuestamente se encuentran “en medio de la nada”.
· Los finales hollywoodenses parece que seducen al guionista en consecuencia la película termina con toda una flota de vehículos de los organismos de emergencia; policía, bomberos, defensa civil rescatando a la única sobreviviente de la tragedia, no sabemos de qué manera esos vehículos pudieron llegar a un lugar que el relato induce al espectador a pensar que se encuentra apartado, sepultado por la vegetación aunque se cubren en cierto modo porque ponen como parte de la puesta en escena un viejo jeep destartalado frente a la casa que hace suponer que transitaba por el lugar en el 1937, época de la matanza de los haitianos.
· Otro aspecto que considero un yerro en la estrategia de enunciación del filme es el uso exagerado de la música para infundir miedo en el espectador, eso es un desliz grave porque la música no construye el miedo, simplemente se subordina al tiempo del relato para acompañar a la imagen, quien dude lo que digo puede consultar los dos tomos del maestro Jean Mitry; Estética y Psicología del Film para indagar con mayor profundidad sobre el tema en cuestión.
En términos generales debemos reconocer que del estreno de ANDREA o EL HOYO DEL DIABLO pasando antes por la infame LA CASA DEL KILOMETRO CINCO, hay un trecho recorrido donde se advierte cierta mejoría en la aplicación de muchos componentes fílmicos propios del género de terror, sin embargo, todavía la analogía de la camiseta que utilicé como preámbulo, al principio de estos comentarios, me recuerda que todavía hay mucho camino por recorrer en el cine criollo.
Dirección: Francisco Disla
Música: Jansel Santana
Diseño de Producción: Eumir Sánchez y Ezequiel Reyna.
Maquillaje: Gissel Jiménez.
Intérpretes: Martha González, Juan Fernández, Soly Duran, Carlota Carretero, Iván García, César Olmos, Fausto Rojas, Johnny Mercedes, Karla Fatule, Maggy Liranzo y Karla Hatton.
HASTA LUEGO.-
Agosto 2012
(XXXII)
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