sábado, 6 de abril de 2013

CINEMA ZOOM XXIII (LA HIJA NATURAL)


LA HIJA NATURAL: CUANDO TODAVIA ME GOZO EL ANTERIOR CAÑONAZO POR TERCERA, AHORA VIENE OTRA MUJER Y SUELTA UNA ¡LIIINEAAA ENTRE PRIMERA Y SEGUNDA! QUE NOS DEJA  ENCANTADOS Y CALIENTA EL “JUEGO CINEMATOGRAFICO”. ESTAMOS ESPECTANTES DE QUE LOS/AS  SIGUIENTES DIRECTORES/AS NO VENGAN A PONCHARSE……



MA GARCIA ROMERO
magarciaromero@yahoo.com


Hay una frase que se utiliza mucho en el mundo de la narración deportiva, en el momento en que se desencadena una serie de acontecimientos en el juego que exacerban el ánimo de los fanáticos. Esa frase es la siguiente: …”no se vayan que ahora es que esto se pone bueno…”  Tengo la intención de aplicar esta frase al discurrir de la incipiente industria del cine en nuestro país; porque después de la soberbia aparición de Jean Gentil, con el estreno de este nuevo filme, La Hija Natural de la Directora Leticia Tonos, podemos concluir sin vacilar que las mujeres directoras dominicanas se han tomado su tiempo para madurar sus proyectos. No se han precipitado a usar “Carburo” (específicamente Carburo de Calcio para aquellos que gustan de los nombres químicos) en la maduración de sus trabajos cinematográficos. Esto obviamente es una especie de metáfora para significar que han atravesado un proceso de depuración para sortear exitosamente las metidas de pata  que acontecen con más frecuencia en las películas de nuestro país.
Pero, conozcamos a Leticia Tonos a través de una breve semblanza de su participación en la cinematografía dominicana: “Ha trabajado en importantes campañas publicitarias, así como para largometrajes nacionales e internacionales, dentro de los que se citan Vega Film (Suiza), Cineson (Los Ángeles), La Casa Films (New York), The London Films School. Y en 2001 presentó su cortometraje de graduación titulado Ysrael, basado en la obra que le dio el Premio Pulitzer al dominicano Junot Díaz.
Fue la productora de la película Perico Ripiao de Ángel Muñiz. Es una de las fundadoras de la Asociación Dominicana de Profesionales de la Industria del Cine. Es presidenta de la empresa productora Línea Espiral.”  (Nota de Prensa; Línea Espiral e Isla Films.)
Como pudimos apreciar en la breve semblanza anterior de La Directora, la dama ha ocupado roles importantes en la industria; y de manera consecuente ha acumulado la experiencia suficiente para obtener el presente resultado: La Hija Natural.
Veamos una sinopsis de la película para adentrarnos posteriormente a tocar algunos aspectos de la misma que captan nuestro interés:
“La Hija Natural pone en la gran pantalla a María (Julieta Rodríguez), quien luego de la muerte de su madre, y al no tener a nadie más en el mundo, decide ir en busca de su irresponsable padre al que nunca conoció, quien vive en un supersticioso y olvidado pueblo de la República Dominicana. Esta es la historia de este primer encuentro y de cómo ambos logran hacer las paces con los fantasmas del pasado que los acosan dentro de la vieja casa en la que viven, a través de un entendimiento más profundo de lo complejo que puede llegar a ser el amor, refiere Tonos.”
Como siempre escribo, entremos en materia para comentar los elementos que constituyen este texto fílmico: el tema de los hijos no reconocidos por el padre es el favorito de los culebrones (léase telenovelas): y cuando es abordado en cine por directores mediocres, la película se ha convertido en una maldita telenovela de algo más de una hora para que se pueda llamar largometraje.
No obstante, una de las gratas sorpresas cuando examiné a la Hija Natural es el rigor que mantiene La Directora en la composición dramática del relato. Esta película en ningún momento-con lo sensible que es el tema que se aborda- cae en situaciones cursis y sensibleras. Indudablemente esta mujer sabe administrar el contenido emocional latente en cada una de las secuencias. No permite sequía pero tampoco desbordamiento de los sentimientos. Este control de las riendas de la dirección por parte de Tonos impide que la película se contamine con una desgraciada atmósfera telenovelesca. Este es un sorprendente y agradable punto a su favor. Su pericia para la elaboración del guión junto a la asesoría del profesor mexicano Juan Tovar tuvo sus resultados.
Un aspecto del reparto que deseo apuntar es la inclusión en la película de gente de la farándula en roles que habitualmente no habían desempeñado en el cine, obteniendo de estas figuras del medio desempeños creíbles y ajustados totalmente al desarrollo del relato cinematográfico. Estamos frente a un drama; se percibe una preocupación por la caracterización de los personajes: diálogos llenos de la idiosincrasia del dominicano pero con sentido universal se desarrollan en toda la película, salpicados del humor nuestro  bien administrado que rescata lo peculiar de nuestro temperamento de cara a la comprensión  del mismo por parte de otras culturas.
Es evidente la construcción ortodoxa del guión. En  un examen rápido podemos identificar claramente algunos de los elementos constitutivos. Citemos algunos de esos elementos que generalmente intervienen en la construcción de un guión: Efecto teatral, “un incidente imprevisto que se transforma en acción y que cambia súbitamente el estado de los personajes” (Cómo se Escribe Un Guión, Pág. 152, Michael Chion). Ejemplo: aquel momento en el filme en que María retorna de la escuela y se encuentra con la tragedia de su madre. El tag “es un rasgo característico, tic, gesto, réplica peculiar, detalle indumentario, uso de un accesorio particular…” (Como se Escribe Un Guión, Michael Chion, pág. 180); ejemplo: la propensión del personaje María a comer los pequeños insectos conocidos popularmente como Mariquitas. Elipsis, “….es decir omisiones voluntarias de un fragmento de la historia, de un momento o de un detalle particular, omisiones que el espectador puede o no completar mentalmente…..La elisión puede ser, o bien visible para el espectador (que ve que se corta la acción en curso o que aparece ya empezada, pudiendo restituir o adivinar lo que no ha visto….” (Cómo se Escribe Un Guión, Pág. 152, Michael Chion, págs. 171,172). Ejemplo: cuando María retorna de la escuela, la tragedia se ha consumado. El espectador sólo  contempla los efectos, porque el desarrollo de los acontecimientos se omiten en la evolución narrativa.
Es tiempo de apuntar que el montaje respecto a la narrativa es primordialmente lineal, es decir, el tiempo transcurre en progresión ascendente. Aunque la película contiene uno que otro flash back, el carácter lineal de la progresión temporal predomina.
Tengo que señalar el buen trabajo de dirección de fotografía del puertorriqueño Sonnel Velázquez, quien efectúa un eficiente manejo de la cámara, escogiendo adecuados emplazamientos para cada una de las tomas  y dotando la imagen de los personajes en cada encuadre de una presencia significativa de acuerdo con la composición dramática de la escena. La dominicana Gissselle Madera no se queda rezagada. Su papel en la Dirección Artística merece similar mención, porque el ambiente bucólico que se respira en la composición plástica de cada una de las secuencias está bien logrado. Uno siente, respira que está en el campo dominicano por su empeño en la puesta en escena.
La banda sonora en los filmes dominicanos constituye también, en muchos casos, parte del talón de Aquiles del manejo de las Materias de la Expresión Fílmica. No citaré en este trabajo  casos concretos, porque no deseo desviar la atención en asuntos al margen del tema central de este artículo, sino que me limitaré a expresar que la Directora hace un uso inteligente de la música. Esta tiene un origen diegético en la película, es decir, el espectador observa la fuente desde donde se genera la música que forma parte de la banda sonora. La aparición de las canciones de mi  coterráneo  Anthony Ríos, le impone una atmosfera melancólica a la historia.
Tengo la convicción de que Frank Perozo interpretando el personaje de “Rubí”, el dueño de una barra donde convergen todos los personajes del pueblo, está estupendo. Si esa interpretación no es la mejor de su carrera hasta el  momento, estuvo cerca; porque definitivamente ese personaje gravita con fuerza en el relato por la vitalidad con que Perozo asume su interpretación.
Para Julietta Rodríguez es su primera experiencia como actriz. Es obvio que entra al mundo de la actuación cinematográfica  por una puerta sumamente ancha porque ella lo hace bien, se percibe natural sin afectación alguna. Encarnar en la película a “María”, la protagonista de la historia, le da un empuje que espero no pierda en sus próximas apariciones en el cine.
El caso de Víctor Checo, consumado actor de teatro dominicano, merece un comentario especial. Algunos de sus colegas, por no decir muchos, han confrontado dificultades para ejecutar la transición de la actuación teatral a la actuación cinematográfica; eso significa que por una mala actuación y dirección han convertido algunas de las películas dominicanas en deprimente espectáculo de teatro filmado. La situación de Checo es diferente. El sabe navegar en ambas aguas. Su actuación en esta película- la depurada caracterización de un hombre iracundo, “Don Joaquín”, atormentado por los recuerdos de sus antiguos amores- lo coloca en un sitial diferente a los que han confundido la cámara con el telón teatral.
Ese recuerdo de sus mujeres persigue a Don Joaquín de forma persistente, lo despoja de sosiego y crea en todo el relato una atmósfera onírica alrededor de estos personajes ausentes, conformando  un contenido emocional que funciona durante todo el filme a través del manejo de determinados objetos a los que se le atribuye una carga de significado convirtiéndolos en signo cinematográfico. Pero la textura onírica en el filme alcanza su punto culminante  en la escena que acontece en el conuco de plátanos. Sin embargo, el uso de efectos visuales con cierto tufo hollywoodense le resta autenticidad a la composición dramática  de la diégesis (la historia que se cuenta) en este punto; siendo ese momento, a mi juicio, el menos afortunado en la construcción de esta película.
Precisamente la presencia del actor haitiano Gastner Legerme personificando a “Papá Montifá”, un viejo sabio, enfermo, fiel y prudente, cargado de esa visión de arúspice aprehendida de sus ancestros, introduce el ingrediente dramático necesario para la construcción de la atmósfera de superstición en la película. Pero también su presencia es un indicio de que los/as realizadores/as dominicanos/as están reflejando en las historias que cuentan la inmigración extranjera que llega a nuestro país  proveniente de la parte oriental de la isla.
También el final, la conclusión del relato es una especie de “jabón que cae dentro del sancocho” en algunas películas dominicanas. El afán de algunos directores de complacer a todos los espectadores los induce a destrozar con el final lo que habían construido a todo lo largo de la película. Sin embargo,  La Directora Leticia Tonos no se deja embaucar por una excesiva complacencia con los espectadores y construye un final que guarda una actitud equidistante entre un drama almibarado y un final seco que deja a los espectadores con un sentimiento de apatía.
Indiscutiblemente el inicio del año 2011 para el cine dominicano ha sido positivo. El estreno de dos películas dominicanas dirigidas por mujeres de nuestro país es un hecho que complace a muchas personas dentro de los cuales me incluyo en primera fila. Ojalá que estas películas hechas con una atmosfera de  “Cine de Autor/a” representen una especie de exorcismo frente a algunos desatinos que se piensan exhibir en los próximos meses.

Película: La Hija Natural
Directora: Leticia Tonos
Reparto: Julietta Rodríguez, Víctor Checo, Andrés “Velcro” Ramos, Gastner Legerme, Dionis Rufino, Kalent Zaiz, Jochy Santos, Vikiana y Frank Perozo.


HASTA LUEGO.
Mayo 2011

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