jueves, 4 de abril de 2013

CINEMA ZOOM III (EL ESPECTADOR DE HOY)



VISITAR UN CINE: CRONICA DE UN VIACRUCIS POST-MODERNO

MA GARCIA ROMERO


07:15       El personaje principal de este relato llega a la boletería del cine, compra su boleta e inmediatamente penetra a la sala y se sienta en la ultima fila en el extremo derecho.

07:25       Se obscurece la sala, y se suceden uno tras otro veinte anuncios, mezclados con tres "avances" de los próximos estrenos.
07:30       Empieza la película.

07:35       Aparece un trío de "jevitos" usando celulares como linternas, interrumpen al personaje principal con la pregunta: ¿están ocupados esos asientos?

07:45       Un grupo de Doñas que se acercan a la tercera edad, penetran a la sala y  le preguntan al personaje principal: ¿hace mucho que empezó la película?

07:50       Los "jevitos" que se sentaron cerca del personaje principal, recuerdan que no han comprado sus refrescos y palomitas de maíz, se paran y pasan en fila india frente al personaje principal, para retornar cinco minutos mas tarde con una bandeja, sí una bandeja eso es lo que está de moda créame amigo(a)  lector(a), llena de cuantas pendejadas se les ocurrió comprar.

07: 55      Suena un celular, el esposo de una de las Doñas la llama para coordinar el encuentro con ella después que finalice la película.

08:00       El jevito que tiene mayor porcentaje de inmadurez en su cabeza, no entiende la película, pierde el interés por la misma y saca el iphone 3G que su mami le trajo en su ultimo viaje a Miami, se pone a jugar el resto de la película, iluminando toda la sala y fastidiando al personaje principal quien con su mirada desea envenenarlo y desaparecerlo del planeta tierra.

Aunque usted no lo crea, el relato anterior es el viacrucis que tienen que pasar algunas personas que deciden ir al cine pagando los doscientos  tululuses que cuesta la entrada para disfrutar de una película, se encuentran con este martirio y además con la negligencia de las personas que tienen que velar por el buen comportamiento en la sala.

Seamos sinceros, los avances científicos y tecnológicos se suscitan de manera vertiginosa, el cine también experimenta esas transformaciones y por tanto no pretendemos que el comportamiento social frente al séptimo arte permanezca estático,  debido a la variedad de los soportes en que se presentan las películas actualmente la gente puede ver una película donde quiera y cuando quiera, eso hace que la sala de cine que anteriormente estaba revestida de cierta solemnidad pase a ser una prolongación del espacio privado de cada persona. Por lo tanto faltan muchas cosas más por verse.

Por el camino que seguimos propongo que a cada persona se le permita comer en el cine lo que regularmente come en su casa mientras observa una película en su computadora, televisor, plasma  y otros soportes electrónicos: aguacate, tostadas, avena, harina de negrito, emparedados, plátanos con queso, semillas de cajuil  asadas, maní, salchichón, maíz hervido, guineo, plátanos maduros asados, chocolate líquido, maizena, picadera con embutido Genoa (valga la propaganda), y sardinas.

Terminemos  con la mentira, asumamos las salas de cine como lo que significa para la sociedad actual: una prolongación de nuestra vivienda, permitamos que las damas se hagan sus "rolos ó tubi" y los caballeros permanezcan en franela y pantalones cortos si así lo desean. ¡CARAMBA!.


Hasta Luego.

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